Si te has asomado por el cuarto de radio de tu "sufridor" favorito y le has oído decir con entusiasmo: "¡He hecho un QSO con un japonés!", es normal que tu primer pensamiento haya sido: "Vaya, ahora le ha dado por importar lácteos gourmet".

Sentimos decepcionarte, pero no hay nada de comida en esto.

¿Qué demonios es un QSO?

En el Código Q (ese idioma inventado para parecer agentes secretos o para no gastar saliva cuando la señal es mala), QSO significa simplemente "contacto" o "conversación".

Ejemplo de la vida real: Imagina que vas por la calle, saludas a un vecino, le preguntas por su madre y seguís vuestro camino.

  • En el mundo de la gente normal: Eso es una charla.

  • En nuestro mundo: Acabas de completar un QSO. La única diferencia es que nosotros solemos hacerlo con alguien que está en una isla perdida del Pacífico y que suena como si estuviera hablando a través de un ventilador averiado.

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  • "He perdido el QSO": No, no es que se le haya caído la cuña de Manchego al suelo. Significa que la señal se ha desvanecido en el cosmos y ya solo escucha ruido estático. Una tragedia griega, básicamente.

  • "QSO de 5 minutos": Olvídate de una degustación rápida de quesitos. Es una charla corta donde solo nos intercambiamos el nombre, la señal y el modelo de nuestra radio (sí, somos así de aburridos).

  • "Confirmar el QSO": No es pedir el ticket del supermercado. Es el proceso burocrático de intercambiar tarjetas (QSL) para demostrar que ese contacto realmente existió y no fue una alucinación por falta de sueño.

Consejo de oro: Si ves a tu radioaficionado con los cascos puestos, los ojos inyectados en sangre y gritando "¡QSO, QSO!", ni se te ocurra preguntarle que preparas para cenar. Para él, ese contacto es más importante que la final de la Champions. Si lo interrumpes, prepárate para un silencio sepulcral que durará más que su antena dipolo.