Si alguna vez te has despedido de tu radioaficionado de cabecera y él te ha soltado un "Venga, pues 73", es normal que te hayas quedado con cara de póker. ¿Te está diciendo la temperatura? ¿Es una referencia a su año de nacimiento? ¿O es que se ha olvidado de cómo funcionan los números y ya solo sabe contar hasta cien?

Tranquilidad. No le ha dado un parraque cerebral (al menos no por esto).

El origen: Cuando escribir era un gimnasio

Hace un siglo y pico, cuando los radioaficionados se comunicaban solo con morse (esos pitidos desesperantes que parecen una alarma de despertador rota), cada letra costaba un triunfo enviarla. Los operadores, que no eran tontos, decidieron que enviar "Muchos saludos, que te vaya todo bien y un abrazo para la familia" era un esfuerzo físico inasumible.

Así que inventaron el Código Phillips, donde el número 73 se convirtió en el "comodín" universal para decir "Saludos cordiales".

Ejemplo de la vida real: Es como cuando por WhatsApp pones un "LMDL" (Luego me das la lata) o un emoji de la flamenca. Ahorras tiempo, ahorras dedos y pareces alguien que está en la onda. Nosotros, en lugar de una flamenca, usamos el 73.

Lo que DEBES saber para no quedar mal:

  • No es acumulable: Escucharás a algunos decir "Siete tres". Otros dicen "Setenta y tres". Pero si oyes a alguien decir "Siete mil trescientos", huye. Ese se ha pasado con el café.

  • No son besos: Aunque suene a despedida cariñosa, no te está tirando los tejos. Es un saludo formal. Si quisiera ser más afectuoso (normalmente entre mujeres o con mucha confianza), usaría el 88, que significa "Besos". Pero cuidado, confundir un 73 con un 88 en antena puede provocar situaciones más tensas que un cable de alta tensión.

  • El 73 es para todos: Lo usamos para despedirnos de un señor de Cuenca, de una estación en la Antártida o de nuestra propia suegra si nos pilla despistados.

Advertencia para Muggles: Si le escribes una nota de amor o la lista de la compra y la firmas con un "73", probablemente se emocione más que si le regalas un perfume. Acabas de entrar en su círculo de confianza. Ya solo te falta aprender a subirte al tejado a sujetar cables para ser uno de los nuestros.